domingo, 8 de octubre de 2017

Las otras TIC:Ternura, Interés y Cariño.



Me despierto con este artículo de Gaëlle Vargas Le Men



Todos sabemos lo importantes que son las nuevas tecnologías aplicadas a la educación: motivan a los alumnos, facilitan algunos aprendizajes, les ayudan a aprender jugando, a seleccionar la información, a vivir en el mundo actual. 



Pero existen otras TIC que no hay que olvidar nunca, en ninguna situación y menos en una clase. Esas son: la Ternura, el Interés y el Cariño. Nosotros, los maestros, solemos decir que tenemos el mejor trabajo del mundo por trabajar con el mayor tesoro que existe: los niños. Pero parece que en ocasiones nos olvidamos de ello y actuamos como si fuesen máquinas; máquinas de aprender, de estudiar, de repetir, de obedecer. No lo son, son personas, son la mejor selección de los seres vivos: son niños. No son ciudadanos de segunda a los que tenemos derecho a avergonzar, a castigar, a someter. Si como muchos dicen, son el futuro de la sociedad, ¿cómo queremos que actúen en ese futuro? ¿Cómo máquinas o con corazón? Yo prefiero una sociedad dirigida por lo segundo.
Y para ello tenemos que educar con las otras TIC:

Porque la ternura no tiene medida y es el ingrediente fundamental de la salsa de una clase. La expresión del afecto hacia un corazón puro. La ternura es lo que hace que se rompa la barrera existente entre el profesor y el alumno para formar parte de un sólo medio: el del cariño y la comprensión. Sin ternura ni cercanía no puede haber aprendizaje. Uno no aprende de aquel al que teme, ni de aquel al que observa desde la lejanía impuesta por una barrera invisible de frialdad. El respeto no se gana poniendo barreras, se adquiere queriendo.
Interés, para que haya interés tiene que haber una motivación, pero ha de ser mutua, hay que hablar el idioma de la niños para que ellos nos brinden la posibilidad de entrar en su fuente inagotable de interés. ¿Cómo hacer que se interesen por lo que les queremos enseñar? Mostrando interés, aprendiendo y disfrutando de ellos, descubriendo su mundo, conociéndolos de verdad.


Y CARIÑO, con mayúsculas, del de verdad, del que da "abrazos calentitos" y toca el corazón. Ese cariño que te hace ver al alumno que tienes en frente como el niño que es, con sus temores y sus aspiraciones. Ese alumno que ve en ti a un súperhéroe o a un villano, tú eliges cuál quieres ser. 

Yo quiero ser aquella maestra a la que quieran contar sus vacaciones, ahora y cuando me encuentren dentro de diez años. Quiero que me busquen con la mirada y no que agachen la cabeza al verme pasar. Quiero que sepan que estoy allí, para mates y para la vida.

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